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Don Quijote y el misterioso lugar de la Mancha


La mayor parte de nuestro conocimiento social, así como nuestras creencias sobre el mundo, emanan de las informaciones que leemos o escuchamos a diario. Es muy probable que no exista otra forma de conocimiento, salvo al que nosotros podemos acceder de forma directa, o sea, viendo, tocando y sintiendo. Incluso de esta manera no todo lo que podemos observar de forma directa, es lo que realmente existe, pues siempre recibiremos las cosas desde nuestro punto de vista y forma de pensar y creer. 
A pesar de todo, esta página lo único que hará será exponer aquellos sucesos que trascienden a consecuencia de su singularidad, la cual los hacen sobresalir de los hechos normales y cotidianos de cada día. Espero que les sea al menos, interesante.

Don Quijote y el enigmático y misterioso lugar de la Mancha
Preguntes a quien preguntes, la inmensa mayoría de personas reconoce que el texto "En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor", pertenece al inicio de la novela de caballería "El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha" escrita por Miguel de Cervantes Saavedra y publicada en 1605. Esta obra está considerada como el libro español más universal. De hecho, tras la Biblia, el Quijote es la obra que ha sido traducida a más idiomas.


El Día Internacional del Libro se conmemora el día 23 de abril, porque ese día, de 1616, fallecieron los dos más grandes escritores de la literatura universal: Cervantes y Shakespeare. Pero tan errónea es esa coincidencia como la mayoría de las teorías sobre los paralelismos en su vida y obra.
Muchos expertos a lo largo de la historia han comparado y encontrado similitudes entre Don Quijote y Hamlet o el rey Lear, entre Sancho y Falstaff, en la novedosa mezcla de géneros que utilizaron los dos genios o, simplemente en su contemporaneidad de vida y de muerte. Pero, en realidad, las semejanzas entre ambos genios son escasas.
El error más difundido es el de la fecha de su muerte. Siempre se ha sostenido que ambos murieron el 23 de abril de 1616, pero ninguno lo hizo en tal fecha. Cervantes falleció el 22 y fue enterrado el 23, mientras que la diferencia de fechas es aún mayor con Shakespeare, ya que en aquella época Inglaterra se regía por el calendario juliano, por lo que en realidad su muerte se produjo un 3 de mayo.

Sigamos con el misterioso “lugar de la Mancha” A pesar de ser una obra que lleva publicada cuatro siglos, y numerosísimos los lugares con los que se ha especulado que podrían ser la población a la que se refería “el manco de Lepanto” en su novela, no ha sido hasta la última década cuando se ha dado el nombre y se ha llegado a asegurar que el lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quería acordarse Cervantes, era ‘Villanueva de los Infantes’, en la provincia de Ciudad Real.

Villanueva de los Infantes
Y a dicha conclusión se llegó gracias al meticuloso trabajo llevado a cabo por un equipo compuesto por un nutrido grupo de expertos en las más diversos disciplinas (Geografía, Historia, Matemáticas, Filología, Sociología y Ciencias de la Información) de la Universidad Complutense de Madrid, dirigido por el catedrático de Sociología Francisco Parra Luna y que se dio a conocer a través de la publicación: El lugar de la Mancha es es… El Quijote como un sistema de distancias y tiempos”.


Para llegar a esa conclusión, tras un exhaustivo trabajo que duró diez años, se tuvieron en cuenta infinidad de detalles que el propio Cervantes va dejando a través de la novela, pero sobre todo se utilizó múltiples metodologías matemáticas, como medir la distancia y tiempo recorrido por el hidalgo caballero a lomos de su flaco caballo Rocinante o el fiel escudero Sancho Panza sobre su asno Rucio.
Numerosísimos han sido los lugares con los que se ha especulado a lo largo del tiempo, siendo el de ‘Argamasilla de Alba’ el cual se tenía la casi certeza, desde el siglo XVIII, de que era el lugar en el que vivía don Quijote.

Pero el anuncio de que la población era Villanueva de los Infantes vino acompañada de cierta polémica, debido a que varias son las poblaciones manchegas a las que también, por distintos motivos, en un momento u otro se les había atribuido el honorífico título de ser ‘lugar de don Quijote’ (entre esas poblaciones Alcázar de San Juan o Mota del cuervo). Dicha polémica provocó que el propio catedrático Francisco Parra, retase a aquellos expertos cervantistas que no estuviesen de acuerdo, a demostrar científicamente, como él y su equipo habían hecho, que Villanueva de los infantes no es el lugar de La Mancha que Miguel de Cervantes no quiere acordarse en el inicio de ‘El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha’.

La localidad de Urda
Esta es la teoría del escritor Álvarez Junco.
En el año 2006 comencé a escribir un libro sobre Urda, que sin ningún género de duda es al que se refería Cervantes cuando dijo “En un lugar de la Mancha …” y luego no quiso acordarse de su nombre, tengo muchas pruebas concluyentes.
Mi libro tiene cerca cerca de 400 páginas, pero tengo un ensayo de unas 27. Finalmente he escrito un artículo de unas diez, demasiado resumido pero más fácil de digerir y trato de que sea ameno y entretenido. Las razones básicas que doy para identificar el lugar son las siguientes:

 
1ª) A don Quijote lo daba el sol en la cara en su primera salida en un día de los calurosos del mes de julio dirigiéndose a Puerto Lapice, eso indica una procedencia del oeste y a una distancia de unos 40 Km., justo donde está Urda.

2ª) En la segunda salida, esta vez con Sancho Panza, recorre el mismo camino, se encuentra con unos molinos de viento (los de Consuegra y Madridejos) a unos 10 o 15 Km. del lugar de partida, pero para esto se necesita un pequeño desvío hacia el norte (a unos dos Km.) cosa que explica diciendo que en ese momento el sol les daba “a soslayo“ y no como en la primera (en la que al hidalgo el sol le causaba “más pesadumbre“).

3ª) En el primer regreso, con Puerto Lápice necesariamente a su espalda, se encuentra con unos mercaderes toledanos que van a comprar seda a Murcia. Si trazamos una línea desde Toledo a P. Lapice y calculamos unos 40 Km. desde este último pueblo nos encontraremos con Urda.

4ª) Todo un prólogo para explicar que como nadie le hace unos versos, los tiene que hacer él mismo. Los primeros y extraños versos que aparecen son de pies cortados y muy misteriosos y, se titulan “Al libro de don Quijote, URganDA UR---DA la desconocida, y ahí se habla de unos “indiscreto hieroglíficos” y de no “fijarse en dibujos“.

5ª) Pero si se observa bien el dibujo que aparece en la “E” capital del comienzo de la narración “En un lugar de la Mancha …” se puede resolver este curioso jeroglífico del lugar ya que aparecen camufladas cuatro letras: U R D A

6ª) En la segunda parte del libro, una vez derrotado en Barcelona y de regreso a la aldea, pide permiso al Duque para continuar camino ya que es más propio de vencidos caballeros habitar en una CaURDA que no en reales palacios.

7ª) En su último libro, Persiles desde el Quintanar llegan a un pueblo “de cuyo nombre no me acuerdo (así, en presente de indicativo)” tras una curiosa introducción a esta parte y donde se cuenta que hay dos alcaldes y uno de ellos ha estado cautivo en Argel. Urda tenía dos alcaldes en aquella época pero además los nombres de dos regidores, Berrueco y Crespo, se corresponden con los pocos nombres que Cervantes asocia con el lugar de la Mancha en el Quijote.

El apellido Cervantes también se corresponde con el de uno de los dos alcaldes que había en Urda en aquella época y fueron muchísimos los alcaldes de Urda con ese apellido, así como hay algún Crespo. En la confluencia de este pueblo con el camino de la ventas aparece la Vega de Esquivias y las Casas de la Vega de Esquivias, están en lo que ahora es la antigua Estación de Urda.
Urda perteneció a Alcázar de San Juan y éste a Montiel, lo que también coincide con lo que se dice en el Quijote, que al salir de su aldea hacia Puerto Lápice se encontraba en el Campo de Montiel o en sus contornos. Entonces se podría decir que no mentía Cervantes, porque los campos de Montiel comenzaban en los mismos términos municipales de Alcázar de San Juan, y conociendo como conocemos, que este comprendía el lugar del hidalgo, nada se contrapone geográficamente con la aseveración de lo novelado por Cervantes.

Para más coincidencias tiene una cuestecita que subir y luego bajar para llegar a él desde Barcelona, tal y como se afirma en la última llegada, y además está rodeado de hermosas carrascas que podrían corresponderse con las mejores bellotas de la Mancha que según le habían asegurado a la duquesa eran famosas las de allí por su tamaño.
Cervantes era muy aficionado a las adivinanzas, en la Galatea, al final del libro, nos proporciona nueve, con la particularidad de que en una de ellas la solución es la propia adivinanza y en la última no se proporciona la solución (a modo de intriga o “continuará”). También deja el enigma de quién era Avellaneda, pero dando pistas veladas que han hecho correr ríos de tinta. Todo esto es difícil de explicar y queda claro que lo he tratado de resumir al máximo, lo bonito e interesante es verlo sobre el terreno, es decir sobre los textos.
La oportunidad que pido es dejarlo exponer más largo y tendido, con más datos, citas y comentarios, pero para eso se necesita más tiempo y más páginas. Esperando haber despertado la atención de los lectores un Fernando Álvarez Junco.

Mota del Cuervo
La teoría de Manuel González Mujeriego.
Un nuevo estudio sobre la obra de Cervantes, del que es autor el investigador José Manuel González Mujeriego, concluye que «el lugar de la Mancha» con que se inicia El Quijote es la localidad conquense de Mota del Cuervo. El autor, natural de esta localidad, constata las frecuentes repeticiones plasmadas especialmente en «El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha» y «Los trabajos de Persiles y Segismunda»; en ambas, Cervantes se refiere a ese misterioso lugar del que dice no acordarse.

González Mujeriego señala que es precisamente en su obra póstuma, «El Persiles», donde Cervantes «arroja una pista fehaciente del lugar al que se refería, al situar a unos peregrinos que procedían de Guadalupe y que llegan a Quintanar de la Orden, por aquel entonces capital del Común de la Mancha y un pueblo colindante con El Toboso».


Cuenta el investigador que, «una vez en Quintanar, dirige Cervantes a esos peregrinos hacia Valencia, y es en el siguiente pueblo cuando vuelve a decir aquello de que ‘llegan a un lugar, no muy pequeño ni muy grande, de cuyo nombre no me acuerdo’». Pero aunque Cervantes no quisiera acordarse, subraya el autor del libro «Lo que Cervantes calló» -donde expone esta nueva hipótesis-, «la geografía se obstina en llamar al siguiente pueblo, desde Quintanar hacia Valencia, como Mota del Cuervo, donde nuestro célebre escritor pudo ejercer como alcabalero en su Tercia Real».

El investigador recuerda que el afamado cervantista Luis Astrana Marín (1889-1959) también reconoció, en su momento, a Mota del Cuervo como ese lugar que Cervantes refiere en su obra póstuma. «En ese siguiente pueblo, Cervantes hace ir a unos personajes hacia Valencia y otros hacia Cartagena… que recuerdan a otros que en El Quijote también llegan a un lugar muy pasajero en el que se bifurcan dos caminos, uno hacia Valencia y otro hacia Cartagena».

Estas coincidencias y otras muchas son resaltadas por José Manuel González Mujeriego, como esa de que Cervantes conocía a un Alcaide de Mota del Cuervo, a la sazón hijo del Oidor de Indias, que negara el ansiado pase a las Indias del Manco de Lepanto. Coincidencias que han sido recogidas, tras dos años de investigación, en su libro «Lo que Cervantes calló» de reciente aparición. En él, el autor pone de manifiesto muchos de los enigmas que Cervantes dejó en su obra, y llega a conclusiones como que ese Juan Haldudo, que apaleaba a su criado Andrés en El Quijote, era un personaje real nacido en Mota del Cuervo. Para ello aporta datos recogidos en las visitas de la Orden de Santiago.

Fija el autor otros parajes, lugares y caminos que aparecen en El Quijote y llega a conclusiones con las que se atreve a rebatir las teorías de reputados cervantistas, desde Azorín en su «Ruta de Don Quijote» (1905) a los últimos investigadores que han llegado a conclusiones «imposibles» a la hora de fijar el «lugar de la Mancha», como Argamasilla de Alba Argamasilla de Alba, Villanueva de los Infantes o más recientemente Alcázar de San Juan, poblaciones que ni siquiera pertenecían en tiempos de Cervantes a la denostada Mancha, solo compuesta entonces por 22 pueblos; lo que se dio en llamar la Mancha Santiaguista.
 
Bueno y para finalizar, no se vayan sin hechar un vistazo a la magistral obra El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Picar en  El Quijote