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Los niños llorones de Giovanni Bragolin


La mayor parte de nuestro conocimiento social, así como nuestras creencias sobre el mundo, emanan de las informaciones que leemos o escuchamos a diario. Es muy probable que no exista otra forma de conocimiento, salvo al que nosotros podemos acceder de forma directa, o sea, viendo, tocando y sintiendo. Incluso de esta manera no todo lo que podemos observar de forma directa, es lo que realmente existe, pues siempre recibiremos las cosas desde nuestro punto de vista y forma de pensar y creer. 
A pesar de todo, esta página lo único que hará será exponer aquellos sucesos que trascienden a consecuencia de su singularidad, la cual los hacen sobresalir de los hechos normales y cotidianos de cada día. Espero que les sea al menos, interesante.

Los niños llorones de  Giovanni Bragolin 
Bruno Amadio, un pintor al que le ha sobrevivido una leyenda negra y oscura. Su colección “Los niños llorones”, dicen que está maldita, que sus cuadros son una puerta para pactar con el diablo y que terribles desdichas recaen en todos aquellos que se atreven a colgar uno de esos óleos en las paredes de su hogar.


El pintor
Aún no existen estudios definitivos y detallados sobre su vida y obra, pero a continuación se exponen los que parecen ser más veraces datos sobre el artista:
Bruno Amadio fué un pintor que nació en Venecia (Italia) en 1911. Estudió las artes plásticas de manera academicista, aunque posteriormente desarrollaría una técnica, pincelada y estilo propios. Se dice que siendo joven se adhirió (como cientos de miles de italianos) al movimiento mussoliniano. En éste caso podríamos pensar que entabló relación con los artistas plásticos futuristas de aquel movimiento, liderados por Marinetti. De ésta época artística de Bruno Amadio se ha logrado recuperar la imagen de una obra suya que retrata a una bella y airosa mujer disparando una flecha con un arco, que según los datos que tenemos parece estar pintada en 1941.


Al parecer, Bruno Amadio fue movilizado como soldado en el ejército italiano durante la Segunda Guerra Mundial. Es durante ésta experiencia cuando ve el sufrimiento de los niños de diversas aldeas y ciudades a causa de la contienda. Ésta angustiosa imagen hendirá la sensibilidad del artista y marcará posteriormente de forma significativa su obra.
Terminada la guerra, se marcha a España y se instala en la ciudad de Sevilla. Posteriormente al parecer residiría en Madrid. Bruno Amadio Utilizaría un seudónimo para firmar sus cuadros: "Giovanni Bragolin". Es en ésta nueva época de su vida donde al parecer comienza a pintar una serie de cuadros hoy conocidos como "Los niños llorones", que muestran imágenes de niños y niñas en primer plano de cara y busto, los cuales muestran gesto triste con grandes y visibles lágrimas escurriéndoles por la cara. Éstos cuadros fueron posteriormente reproducidos en láminas de papel y tablé y se comercializaron muy ampliamente por numerosos países del mundo sobre todo durante la década de 1970 y 80. Actualmente aún se venden algunas reproducciones.


Además de éstos cuadros, pintó Bruno Amadio bodegones de estilo academicista. Del resto de su obra aún no disponemos de datos suficientes.
Bruno Amadio regresó a Italia en la década de 1970 y se instaló en una Villa de la ciudad de Padua. Hay quien afirma que durante algún tiempo pintó cuadros para turistas en ésta ciudad y también en Florencia. En 1979 continuaba pintando, según testimonios y falleció en Padua en el año 1981.

La obra

Nos hallamos aquí ante la obra más conocida del pintor. Todos éstos cuadros se hallan firmados con el seudónimo de Giovanni Bragolin. Se desconoce totalmente el momento en que Bruno Amadio comienza a pintar ésta serie de cuadros. La teoría más generalizada de los que han intentado a duras penas estudiar más seriamente al artista, explica que son ideados por el propio pintor recordando el sufrimiento de los niños de la guerra mundial. Muchos de éstos cuadros podrían responder efectivamente a una estética que encaja con ésta teoría: ropas estropeadas, ambiente gris, paredes ruinosas, angustia, sensación de suciedad y oscuridad, incomprensión y tristeza. Sin embargo, dentro de los cuadros de "niños llorones" hay unos pocos que muestran cierta estética más moderna; me refiero a algunos en que los niños aparecen con ropa colorida, vestidos de payaso y cierto peinado de una de las niñas pintadas, rubia por más señas.

 

 Estos últimos cuadros, que son una minoría en comparación con los otros; parecen encajar más bien en la estética de los años 60 que popularizó cuadros de payasos sonrientes o tristes, niños y angelitos, que se hicieron muy populares en aquella década. Según el holandés Dirk Van Weelken, -uno de los que han estudiado mejor a Amadio-, una historiadora de arte llamada Marta Holker contaba que un estudiante de arte quiso en 1979 encontrar al autor original de los cuadros de niños llorones y encontró a Bruno Amadio pintando en Padua.

Una de las cosas que le explicaría el pintor al estudiante sería que "Un marchante de arte le sugirió la idea de cuadros de bebés llorando". De acuerdo a ésta hipótesis podríamos preguntarnos si realmente Amadio lo que hizo tras la guerra fue pintar uno o algunos cuadros recordando la contienda y posteriormente algún marchante los vio y le sugirió que siguiese haciendo más durante las décadas siguientes, dada la aceptación que tendrían; ésto podría explicar la estética "bélica" y más antigua de algunos cuadros y por el contrario, la estética colorista y más moderna de otros.
Si nos fijamos bien, varios de los cuadros muestran a los niños delante de una misma puerta de madera, en la que se ve un travesaño o tabla diagonal. Ésto bien puede indicar que los modelos pintados con ésa puerta detrás fueron retratados en un mismo lugar o estudio. También los niños que aparecen delante de paredes y ventanas parecen demostrar un lugar común de relización de los retratos.


La gran carga emotiva de éstos cuadros los hizo muy populares y se lanzaron al público en forma de tablas y láminas que se vendieron por centenares de miles en todo el mundo, haciéndose muy populares en Inglaterra, Sudamérica y hasta Turquía. Se solían colocar éstas reproducciones, bien adornando espacios comunes de las casas, o bien para adornar las habitaciones de niños. Son muy frecuentes los comentarios de personas que tienen o han tenido uno de éstos cuadros en su casa, que siendo niños les han causado diferentes sensaciones emocionales. Mientras que unos niños sentían cierta melancolía al verlos, hay otros que aseguran que ésos niños que reflejan los cuadros les causaban sensación de bienestar y que eran los que "compartían sus secretos y penas con ellos". Porque ciertamente los rostros de los niños de Bragolin/Amadio tienen un impacto emotivo grande.

 

¿Era Bruno Amadio un pintor "mediocre" o "Kistch"? No. Sus gestos, sus rostros, su técnica y efectos demuestran una buena destreza a la hora de plasmar el gesto y la sensación deseada en el cuadro, y un punto de realismo de gran belleza, aunque algunos de ellos puedan englobarse históricamente en una determinada época estética decorativa en los hogares más sencillos. En los rostros de los niños encontramos ciertamente unas lágrimas exageradamente grandes, quizá un toque personal del pintor para dar una idea más contundente de la sensación emotiva que pretendía expresar. Respecto a la expresión de los niños, nos encontramos con muy diferentes gestos; unos muy tensos y otros mucho más relajados, dentro de la general sensación de melancolía de todos ellos. Se exponen aquí cuatro imágenes de cuadros de niños llorones. Ninguna tiene título.

 

¿Cuantos cuadros de "niños llorones" pintó Bruno Amadio? Algunas informaciones dicen que un total de 27, pero por la red circula un número mayor de fotos de cuadros de éste tipo. En unas claramente se ve que no son obra de él, incluso se ve la firma de otro artista, pero en otras surge la duda. Para atenernos lo máximo posible a lo veraz, en el inicio de éste artículo hemos puesto solamente los que muestran la firma del pintor. A éstos hay que añadir el original que aparece en un próximo artículo. ¿Hubo falsificadores de su firma? -tampoco lo sabemos. A continuación de éstas líneas se añaden unos que aparecen sin firma, pero muy probablemente sean obra de Amadio.

La leyenda negra
Al igual que su vida, la leyenda que le acompaña también tiene un origen incierto. Según cuenta la versión más extendida, Bruno Amadio, harto de ser un pintor de tres al cuarto, pactó con el diablo para poder tener la fama y el reconocimiento que se merecía. (No se sabe a qué precio). La cuestión es que, de la noche a la mañana, sus cuadros se hicieron muy populares y a mediados de siglo eran un tesoro preciado del que se hacían cientos de reproducciones todos los años. A más de uno les sonarán las caras de estos niños pues más de una de nuestras abuelas seguro que lució una de estas copias en el salón. En algún lugar debió de ocurrir un incendio en el que lo único que se salvó fue el cuadro del niño llorón y aquí fue donde se desencadenó la leyenda que conocemos hoy en día. Las casas donde se cuelga uno de estos originales arden en llamas y son fuente de misteriosos poltergueist y fenómenos extraños.


En una de las versiones de la leyenda urbana se cuenta que el primer cuadro que pintó Bruno, se quedó en el mismo orfanato de dónde era el niño retratado y que dicho orfanato ardió hasta los cimientos a los pocos días, todos murieron abrasados, incluso el propio niño que fue pintado por Amadio en el cuadro que, misteriosamente, fue el único objeto que no fue pasto de las llamas. De esto modo, el espíritu del niño quedó atrapado de algún modo en el lienzo que arrastraría la terrible maldición por el resto de los días. Personalmente, ésta versión que ronda por la red me parece una invención folklórica, pues ya se sabe lo que pasa con este tipo de leyendas en las que los dimes y diretes las van redondeando para rodearlas del entorno más macabro posible.
En fin, al final de los años setenta la leyenda se extendió como la pólvora y los testimonios sobre la mala suerte de todos aquellos que poseían uno de los cuadros de la colección se multiplicaban por momentos. Nadie quería tener uno de estos cuadros en su casa y las copias dejaron de realizarse por falta de pedidos, “por si acaso”, todos fueron descolgando sus cuadros y arrinconándolos en los desvanes si no deshaciéndose de ellos lo más rápido posible.


Cuentan, que en determinadas fechas, si uno se ponía delante del niño llorón podía pactar con el diablo, y éste te podía mirar directamente a los ojos a través de los enrojecidas y llorosa mirada del niño.
Hoy en día todavía quedan muchos de sus cuadros en circulación, y todavía son muchos los que aseguran que en sus hogares suceden hechos extraños. ¿Leyenda urbana? ¿Cuentos de viejas? Para comprobarlo tan solo hay que comprar uno de estos cuadros y colgarlo durante una temporada sobre la cabecera de sus camas. Eso sí… tengan un extintor bajo la almohada.

Quienes fueron los niños llorones 
La hipótesis seria más aceptada del origen de éstas pinturas, como ya hemos indicado, parece ser que el pintor decidió dedicarlas a aquellos niños que vio sufrir durante la segunda guerra mundial. ¿Donde vivieron éstos niños? Pues evidentemente, allá por donde el pintor pasase sus días como soldado combatiente; y a dia de hoy no sabemos todavía dónde estuvo destinado. Habría que averiguar a qué secciones del ejército perteneció y en qué lugares pasó aquellos días, qué compañeros tuvo, si vive alguno de ellos, o si algún familiar de éstos recuerda algo.

Como es normal en la mayoría de los pintores, para pintar sus cuadros necesitó modelos; es decir, niños de verdad. Si los cuadros están pintados después de la guerra, es evidente que Bruno Amadio tomaría sus modelos de otros niños y lugares distintos a los que vió en origen. Una posible versión es la que explica un blog holandés, según la cual, los niños que sirvieron de modelo para éstos cuadros pertenecían a algún orfanato posiblemente de España. Para pintar un cuadro de éste tipo basta simplemente con pedir al modelo que ponga un gesto triste, como si estuviera llorando, o lo que queramos, colocarse en la postura que se le indique, mirando hacia donde sea conveniente; y tomar los apuntes pertinentes. Las lágrimas, colores, ropas son añadidas después a gusto del pintor.

Otra versión de por qué pintó Amadio éstos cuadros, es la mencionada anteriormente, según la cual, la historiadora del arte escandinava Marta Holken, decía que un estudiante de arte en 1979 se entrevistó con Amadio y éste le dijo que lo de pintar "bebes llorando" fue idea de un marchante de arte. Como hemos apuntado anteriormente, puede también darse el caso de que la verdadera historia fuese una mezcla entre las dos: Hipotéticamente un marchante de arte pudo ver cuadros ya realizados por Amadio y le instó a realizar más para comercializar las copias, y que ciertamente tuvieron un éxito gigantesco.








Imitadores
La gran aceptación por parte del público de cuadros de "niños llorones" de Bruno Amadio, produjo que otros pintores imitasen éste tipo de obras. Tal vez el más significativo de estos otros pintores, fue Carlo Parisi, del cual exponemos acontinuación algunas obras. Como podemos apreciar, el estilo, aspecto de los niños, etc. denota que los cuadros de Parisi son posteriores a los de Amadio, más englobados en la estética de los años 70.