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Christopher Lee, el mejor conde Drácula del cine


La mayor parte de nuestro conocimiento social, así como nuestras creencias sobre el mundo, emanan de las informaciones que leemos o escuchamos a diario. Es muy probable que no exista otra forma de conocimiento, salvo al que nosotros podemos acceder de forma directa, o sea, viendo, tocando y sintiendo. Incluso de esta manera no todo lo que podemos observar de forma directa, es lo que realmente existe, pues siempre recibiremos las cosas desde nuestro punto de vista y forma de pensar y creer. 
A pesar de todo, esta página lo único que hará será exponer aquellos sucesos que trascienden a consecuencia de su singularidad, la cual los hacen sobresalir de los hechos normales y cotidianos de cada día. Espero que les sea al menos, interesante.

Muere a los 93 años Christopher Lee, el mejor conde Drácula del cine. 
Nacido el 27 de mayo de 1922 en la capital británica, Christopher Frank Carandini (su verdadero nombre) pertenecía a una familia de clase alta formada por una aristócrata italiana, la condesa Estelle Mari Carandini di Sarzano,  y un militar,  el teniente coronel Geoffrey Trollope Lee. Su infancia no fue todo lo feliz que debería haber sido, sobre todo porque sus padres se divorciaron cuando tenía 6 años. Quedó al cuidado de su madre, que se casó con el banquero Harcourt Rose, tío de Ian Fleming, el escritor que creó a James Bond.


Durante la II Guerra Mundial, combatió en la aviación británica, y aunque recibió entrenamiento como piloto, no pudo volar al final por problemas de vista. Aún así, prestó un servicio ejemplar, a veces en operaciones de inteligencia clasificadas como de alto secreto. Empezó su carrera como actor al término de la contienda a finales de los años 40, cuando un primo segundo le desveló que su abuela materna fue una afamada soprano, dato que él nunca había sabido. Desde entonces, pensó que llevaba el mundo del espectáculo en la sangre.
Christopher Lee no era un actor normal. Hizo más películas que nadie y él mismo vivió una vida de película, aunque la mayoría del público solo sabe de él lo que veía en pantalla. Estos son algunos de los datos que se han conocido tras su muerte, a los 93 años, ocurrida el pasado 7 de junio.


En el año 2007 entró en el libro Guinness de los Récords, por aparecer en más títulos de crédito que ningún otro actor, 244, entre películas y telefilmes. Después de esa fecha todavía tuvo tiempo de estrenar 14 más y de dejar otra en la recámara, «Angels in Notting Hill». En realidad, tenía tres plusmarcas. Era además el actor protagonista más alto del cine (1,96 metros) y el personaje principal con más peleas con espadas.

Se alistó voluntario en la Segunda Guerra Mundial, pero una enfermedad óptica le impidió combatir en las Fuerzas Aéreas. En el Ejército hizo carrera como oficial de inteligencia y en algunas misiones particularmente delicadas, en el norte de África y en Sicilia, entre otros lugares. Nunca contó demasiado. He visto lo peor que un ser humano puede hacer a otro, admitió una vez,  y su expediente sigue clasificado. Al lado de los horrores de la fuera, los que vivió luego en el cine le parecían una broma.


Después de la guerra, fue un importante «cazanazis», para lo cual le eran especialmente útiles sus conocimientos lingüísticos. Se dice que hablaba seis idiomas. A los 25 años, cambió aquella actividad por la actuación.
A los 17 años, contempló en París la última ejecución por guillotina celebrada en Francia. El reo era el asesino Eugen Weidmann. Otro suceso que quizá marcó su afición por un determinado tipo de cine.
Conoció a Tolkien mucho antes de participar en «El señor de los anillos», parece que por casualidad, en un pub. Lee, admirador confeso de sus novelas, que leía una y otra vez, querría haber sido Gandalf. Tiene gracia que gran parte del público todavía esté confundido al respecto y que el día que se conoció su muerte este último fuera trending topic. en lugar de Saruman.


Entre sus ascendientes figuran el emperador Carlomagno (su madre era una condesa italiana) y se dice que su apellido procede del general Robert E. Lee, del Ejército Confederado.
Pudo ser el primer Bond del cine, en «Agente 007 contra el doctor No», de 1962, papel que al final logró Joseph Wiseman. Lee partía con ventaja, ya que como es sabido, estaba emparentado con Ian Fleming, autor de las novelas sobre el agente 007. Su madre se casó en segundas nupcias con un banquero, tío del escritor, quien defendió que Lee debía interpretar el papel, sobre todo teniendo en cuenta que su vida real no había sido fue muy distinta de la del agente secreto Al final, Lee se tuvo que «conformar» con interpretar al villano en 1974, en «El hombre de la pistola de oro».
Cansado de hacer de Drácula, quiso dejar la Hammer, que lo presionó con un argumento muy convincente. Sus películas generaban industria y daban de comer a mucha gente. Sin él como protagonista, decenas de personas perderían su puesto de trabajo.
Su afición musical también está muy documentada, sobre todo en el terreno del heavy metal, pero pocos saben que aparece en la portada de un disco de Paul McCartney, en 1973. Se trata del álbum «Band on the Run».
Después de hacer más películas que nadie, tenía otro récord, a partir de la teoría de los seis grados de separación, popular gracias a Kevin Bacon. El libro Guinness reconoció en 2008 que tenía el récord de conexiones, según las mediciones realizadas en la Universidad de Virginia. Estaba unido con cualquier otro intérprete en una media de 2,59 pasos, la más baja que se conoce en el cine. Por supuesto, superaba al propio Bacon.


Con su muerte, el mundo pierde a un gran actor. “Hacer películas no es mi trabajo, sino mi vida. Me interesan muchas cosas fuera del cine: canto, escribo libros… pero actuar es lo que me mantiene en marcha, el propósito de mi vida”, dijo en una entrevista publicada por el diario El país en 2009.
Si se quiere saber más cosas  de este personaje, gracias al programa El Utimo Peldaño, se puede  incluso oirle cantar picando en el siguiente enlace: Ir a escuchar