La
mayor parte de nuestro conocimiento social, así como nuestras creencias
sobre el mundo, emanan de las informaciones que leemos o escuchamos a
diario. Es muy probable que no exista otra forma de conocimiento, salvo
al que nosotros podemos acceder de forma directa, o sea, viendo, tocando
y sintiendo. Incluso de esta manera no todo lo que podemos observar de
forma directa, es lo que realmente existe, pues siempre recibiremos las
cosas desde nuestro punto de vista y forma de pensar y creer.
El misterio de Iker Jiménez
A
pesar de todo, esta página lo único que hará será exponer aquellos
sucesos que trascienden a consecuencia de su singularidad, la cual los
hacen sobresalir de los hechos normales y cotidianos de cada día. Espero
que les sea al menos, interesante.
El misterio de Iker Jiménez
El otro día leía con entusiasmo un pequeño artículo de Iker Jiménez titulado “Maestro Félix”. Cómo no lo iba a
leer tratándose del “hombre de los
animales”, como cariñosamente se le
denominaba entre los televidentes del blanco y negro. Cómo no me iba a interesar si fue mi compañero de aquellas series como Fauna Ibérica o el Hombre y la Tierra, que me afianzaron más aún en mi amor a la
naturaleza y a los animales y, me recogían semana tras semana frente al televisor del salón familiar.
Parece que el tiempo vuela, ya han paso muchos años desde
que dejó de estar entre nosotros, al igual que quedaban atrás aquellas tardes amenizadas por “Mas allá” ó “La
Puerta del Misterio” de Jiménez del Oso. Mi memoria me retrotrae en el tiempo y me hace ver la imagen de otro gran personaje
Paul Naschy, al cual veíamos cuando de adolescentes jugábamos en la madrileña calle
de Andres Mellado y veíamos al actor con su bolsa de deportes caminar para dirigirse al gimnasio. En esos momentos
pensábamos que lo que veíamos por la tele o en el cine era real, pues allí
estaban sus protagonistas.
Han pasado más de cuarenta años, escuchando esos programas
que siempre me han entusiasmado, inquieto y anhelante, tras esa puerta del misterio, acompañado por Alés, Miguel Blanco y como no me gusta quedarme en tierra, desde hace
casi una década me he embarcado
en esa nave, La Nave
del Misterio, pues la primera que conocí era de tres palos y se llamaba Galatea. Pero me
dejo de rodeos y me centro en el tema que me ocupa que es Félix
Rodriguez de la Fuente e Iker Jiménez.
Cada vez que veo a Iker hablando no puedo evitar de pensar
en Félix, su forma de dirigirse a nosotros, su voz, su entusiasmo, su fuerza,
hasta su mirada con ojos vivaces de niño inquieto, me recuerdan sin lugar a dudas a nuestro amigo Félix.
Hasta cada vez le saco más parecido en su cara asombrada llena de emoción para
hacernos llegar sus fascinantes historias.
Se nos fueron los imprescindibles, el tiempo no ha logrado borrarlos de nuestras
memorias, pues perviven dentro de nosotros y casi con toda seguridad, desde el otro lado siguen velando por nosotros para no dejarnos
huérfanos. Nuestro caminar sigue ahora guiado
por nuevos senderos gracias esa
Nave del Misterio, cuya tripulación al
mando de su comandante va dejando una
estela imborrable para que navegantes
inquietos puedan escudriñar su camino.